En toledo la oble, que es arzobispado,
un día de gran fiesta por agosto mediado,
fiesta de la Gloriosa Madre del buen criado,
aconteció un milagro grande y muy señalado.
Estaba el arzobispo, un leal coronado,
en medio de las misa ante el altar sagrado,
óyendola rgan pueblo, pueblo bien adobado,
la iglesia bien llena y coro bien poblado.
La gente muy devota estaba en oración,
como hombres que quieren ganar de Dios perdón:
oyeron una voz de gran tribulación
por quien fue perturbada toda la procesión.
Habló una voz del cielo doliente y querellosa:
"Oid -dijo- cristianos, una extraña cosa:
esa gente judía, que es sorda y cegajosa,
nunca contra don Cristo estuvo más porfiosa.
Según lo que nos dicen las Santas Escrituras,
contra don Cristo hicieron muy grandes travesuras:
tajábame esa cuita a mí las asaduras,
pero al cabo pagaron por todas sus locuras.
No se dolían del Hijo que mal lo merecía,
ni de la Madre suya que cuita veía:
pueblo tan descosido, que tal mal cometía,
quien otro tal lo hiciese ningún tuerto le haría.
Los que en mala nacieron, falsos y traidores,
ahora me renuevan los antiguos dolores;
en gran pusa me tienen y con malos sudores:
en la cruz está mi Hijo, luz de los pecadores.
Otra vez crucifican a mi querido Hijuelo;
ninguna entendería cuán enorme es mi duelo.
En Toledo se cría un amargo majuelo:
no se crio tan malo nunca sobre ese suelo."
Oyeron esa voz toda la clerecía
y muchos de los legos de la mozarabía:
entendieron que era voz de Santa María,
que hacían contra ella los judía folía.
Habló el arzobispo que la misa cantaba,
lo escuchó bien el pueblo que cerca de él estaba:
"Creed -dijo-, concejo, que la voz que os hablaba
recibe gran ofensa, de ello se querellaba.
Sabed que los judíos hacen alguna cosa
contraria a Jesucristo, Hijo de la Gloriosa:
por esta cuita está Madre querellosa;
esta querella no es baldera o mentirosa.
Convento o consejo, cuanto aquí os veis,
poned miento en esto y no lo desdeñeis:
si la cosa buscais, la huella encontraréis,
y de esta malfetría derecho tomaréis.
Vayamos alas casas - esto no demoremos-
de los rabís mayores, porque algo hallaremos.
Dejemos los yantares, que bien los cobraremos;
si no, de la Gloriosa mal retados seremos."
Moviéronse los pueblos, toda la clerecía,
fuéronse con gran prisa para la judería;
guiolos Jesucristo y la Virgo María,
fue luego descubierta toda su alevosía.
Hallaron en la casa del rabí más honrado
un gran cuerpo de cera, como hombre formado;
como don cristo fue, era crucificado,
con grandes clavos preso, y gran llaga al costado.
Cuanta vergüenza hicieron sobre Nuestro Señor
allí toda la hacían, por deshonor.
Recaudáronlos luego, mas no con gran sabor,
lo que hacían tomaron, así plugo al Criador.
Fueron bien recaudados los que prender pudieron,
diéronles yantar malo, cual ellos merecieron;
allí hicieron Tu autem, mala muerte tuvieron,
entendieron al cabo el mal seso que hubieron.
El que a Santa María la quisiere afrentar,
lo que éstos ganaron, eso habrá de ganar.
Más pensémosla nos en servir y en honor,
pues al cabo su auxilio nos deberá prestar.
CAPITULO VEINTIUNO DE COMO UNA ABADESA FUE PREÑADA, Y POR SU CONVENTO FUE
ACUSADA, Y DESPUÉS POR LA VIRGEN LIBRADA
-
Amigos y señores, compaña de prestar,
ya que os quiso Dios traer a este lugar,
si quisierais aún otro poco esperar,
de otro milagro más os querría yo hablar....
Hace 11 años
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