BERTROL

martes, 8 de enero de 2013

Milagros de N.Sra. Capítulo Primero " la casulla de San Idelfonso"

En Toledo la buena, esa villa real
que yace sobre el Tajo, esa agua caudal,
hubo un arzobispo, coronado leal,
que fue de la Gloriosa amigo natural.

Se llamba Idelfonso, dícelo la escritura,
pastor que a su grey daba buena pastura,
hombre de santa vida que trajo gran cordura:
cuanto decir podamos su hecho lo mestura.

Siempre con la Gloriosa supo amistad tener,
nunca varón en dueña puso mayor querer;
en buscarle servicio usaba su saber,
prevención y prudencia sabía en ello poner.

Sin los otros servicios muchos y muy granados,
dos hay en el escrito, éstos son más notados:
hizo sobre ella un libro de dichos colorados
de su virginidad contra tres renegados.

Hízole otro servicio el leal coronado:
que le hizo una fiesta en diciembre mediado,
la que caía en marzo (¡día muy señalado!)
cuando vino Gabriel con el rico mandado.

Cuando vino Gabriel con la mensajería,
cuando sabrosamente dijo: "Ave María",
y dióle por noticia que pariría al Mesías
quedandose tan íntegra como estaba ese día

La fiesta caía en tiempo ( y esto bien se sabía)
que no canta la Iglesia sus cantos de alegría:
no recibía lo suyo tan señalado día ;
en cambiarlos juzgamos que hizo gran cortesía .

Hizo gran providencia el amigo leal
que colocó esta fiesta tan cerca de Natal:
asentó buena viña cerca de buen parral,
la Madre con el Hijo por que no tiene igual.

El tiempo de cuaresma es tiempo de aflicción,
ni cantan aleluya ni hacen procesión;
en Toledo quedaron muy pocos en su hostal
que no fuernon a misa a la sede obispal.

El arzobispo santo, tan leal coronado,
para entrar a misa estaba preparado;
en su preciosa cátedra estábase asentado:
trájole la Gloriosa presente muy honrado.

Le apareció la madre del Rey de Majestad
con un libro en la mano de muy gran claridad:
el que él había hecho de su virginidad;
a Idelfonso le plugo de toda voluntad.

Y le hizo otro gracia como nunca fué oida,
que le dio una casulla sin aguja cosida:
angélica obra era, no por hombre tejida;
dijo pocas palabras, razón buena cumplida.

Díjole: "Amigo, sabe que de tu estoy pagada,
me has buscado honra no simple, y sí doblada:
en un buen libro soy de ti bien alabada
y me hiciste una nueva fiesta que no era usada.

Para tu misa nueva de esta festividad
yo te traigo una ofrenda de gran preciosidad:
casulla con que cantes, preciosa de verdad,
hoy en el santo día de la Natividad."

Dichas estas palabras, la Madre gloriosa
quitósele de ojos, no vio ninguna otra cosa;
acabó su mensaje la persona preciosa
de la Madre de Cristo, su criada y esposa:

"El sentarse en la cátedra en la que estás sentado
a tu cuerpo señero le será soportado;
revestir esta alba a ti se te ha otorgado;
de la Madre de Cristo , su criada y esposa:

Esta fiesta preciosa que tenemos contada
en general concilio fue luego confirmada:
es en muchas iglesias guardada y celebrada;
mientras el silgo dure no ha de ser olvidada.

Cuando le plugo a Cristo, al celestial Señor,
finó San Idelfonso, precioso confesor:
honrólo la gloriosa Madre del Criador,
dióle gran honra al cuerpo, y al alma muy mejor.

Pusieron de arzobispo canónigo lozano,
que era muy soberbio y de seso liviano;
quiso igualar al otro, en esto fue villano,
por bien no se lo tuvo el pueblo toledano.

Sentóse en la cátedra de su predecesor,
y pdió la casulla que le dio el Criador;
dijo palabras locas el torpe pecador,
pasaron a la Madre de Dios Nuestro Señor.

Dijo unas palabras de muy gran liviandad:
"Idelfonso no fue de mayor dignidad;
soy tan bien consagrado como él, en verdad;
todos somos iguales en nuestra humanidad".

Si no hubiera Seaggio tan adelante ido,
y si hubiera su lengua un poco retenido,
nunca hubiera en la ira del Criador caído,
que pensamos que se ha - ¡mal pecado!-  perdido.

Mandó a los ministros la casulla traer
para entrar a la misa la condesion  hacer
mas no loe fue sufrido, ni le dieron poder,
que lo que Dios no quiere no puede suceder.

A pesar de lo amplia que era la vestidura
 le resultóo a Siaggio angosta sin mesura:
tomóle la garganta como cadena dura
y pereció ahogado por su grande locura.

La Virgen gloriosa, estrella de la mar,
a sus amigos sabe galardón bueno dar;
si bien sabe a los bueno el bien galardonar,
a los que no la sirven los sabe mal curar.

Amigos, a tal madre bien cuidarla debemos;
si la sevimos, nuestro provehco buscaremos,
honraremos los cuerpos, las almas salvaremos,
y por poco servicio, gran galardón tendremos.

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